La radioterapia es un tratamiento de probada eficacia contra el cáncer, pero hay que destacar que es muy agresivo, y no sólo con las células cancerígenas, sino también con las células sanas, ocasionando diversos trastornos en el cuerpo; siendo las estructuras bucodentales particularmente afectadas por la radiación.
Este tratamiento ataca la mucosa bucal cuando la zona a tratar está comprendida entre cabeza y cuello, alterando los ciclos de renovación celular, derivando en una mucosa más delgada y por ende más susceptible a ulceraciones entre otras afecciones.
La preparación es clave
Cuando hablamos de cáncer sabemos que el factor tiempo es crucial en el éxito del tratamiento, y que cuanto antes se trate será mejor, pero si el paciente padece de problemas bucodentales, lo ideal será que primero se traten estos y luego se dé inicio al tratamiento, ya que la salud dental durante el tratamiento irá a peor inevitablemente.
En caso de que el paciente presente una buena salud bucal antes de la radioterapia, probablemente podrá experimentar afecciones bucales de menor envergadura, pero si su salud bucal ya está comprometida, podrá enfrentar serias consecuencias una vez comenzada la radioterapia.
Caries e infecciones deberán ser tratadas antes de la radioterapia, dientes con pronósticos cuestionables deberán ser extraídos dejando un periodo de al menos 3 semanas antes de la radioterapia para que ésta haya cicatrizado del todo. Así mismo, se aconseja deshacerse de prótesis removibles mal ajustadas o en mal estado, así como brackets de ortodoncia.
Durante la radioterapia
Durante la radioterapia, los tratamientos pasan a ser paliativos, quedando descartados cualquier tipo de intervención quirúrgica, es decir, no se han de llevar a cabo extracciones y colocación de implantes, incluso se han de evitar profilaxis o cualquier tipo de tratamiento que pueda generar el más mínimo traumatismo.
En esta etapa la aparición de mucositis oral ulcerativa es relativamente normal, ya que como mencionamos anteriormente, la mucosa se hace más delgada y propensa a la proliferación de bacterias. Éstas pueden ser tratadas mediante enjuagues de suero salino ligeramente caliente.
La xerostomía o sequedad bucal también es característica en esta etapa, y puede ser tratada bebiendo abundante agua, masticando chicles sin azúcar, e incluso con la aplicación de sustitutos de saliva como la carboximetilcelulosa.
Después de la radioterapia
Terminada la radioterapia, se deben evitar los tratamientos invasivos como mínimo durante los 6 meses siguientes a su finalización. En el caso de los implantes dentales, se debe esperar como mínimo un año, y aún así la probabilidad de éxito no es la óptima. Algunos autores incluso recomiendan esperar hasta dos años para la colocación de implantes.
Es normal que la xerostomía continúe por un periodo de tiempo, con lo cual los cuidados y tratamientos para ésta, anteriormente mencionados, deben continuar hasta que se vea una clara mejoría.
De igual forma, resulta muy importante que la higiene dental del paciente no se descuide de ninguna forma, puesto que la salud dental se verá fácilmente afectada ante los cambios de dieta y el descuido en materia de higiene bucal. Además, las visitas periódicas con el dentista tienen que ser constantes y a conciencia.