Los bifosfonatos son compuestos no biodegradables, comúnmente utilizados en el tratamiento de enfermedades óseas como la osteoporosis y enfermedad de Paget, ya que promueven la formación ósea, consiguiendo un balance positivo de calcio y una mayor ganancia de masa ósea. También se prescriben a pacientes oncológicos puesto que genera un efecto analgésico, principalmente en aquellos que padecen de metástasis óseas.
Cuando un paciente requiere de implantes dentales o alguna otra restauración dental mayor, y a su vez padece de alguna enfermedad sistémica como las anteriormente mencionadas, el factor de riesgo tiende a incrementarse dramáticamente e incluso en ciertos casos resulta inviable la colocación de implantes dentales. Esto se debe precisamente a que estas enfermedades suelen ser tratadas mediante bifosfonatos, que aunque son beneficiosos en el tratamiento de las enfermedades antes mencionadas no permiten la correcta osteointegración del implante con el hueso, dando a lugar a una osteonecrosis.
¿Por qué los bifosfonatos representan un riesgo?
La función de los bifosfonatos reside en frenar la actividad de unas células llamadas osteoclastos que se encargan de la reabsorción ósea. En condiciones normales, el remodelado óseo, se da a lugar mediante dos procesos, primero uno de absorción de tejido óseo por los osteoclastos, seguido por un proceso de formación ósea realizado por otras células llamadas osteoblastos.
Con los bifosfonatos se le da prioridad a la formación de tejido óseo, durmiendo la actividad de las células encargadas de la reabsorción ósea, y tú pensarás, ¿Pero eso no es bueno? Lamentablemente para la oseointegración de un implante dental no, debido a que el hueso expuesto simplemente no cicatriza, derivando finalmente en una osteonecrosis, que no es más que la muerte del hueso a causa de la falta de irrigación de flujo sanguíneo.
¿Cómo sé si soy candidato o no a implantes dentales?
Hay un par de factores a considerar en cuanto a la determinación de si un paciente es elegible o no. Entre ellos está la vía de administración de los bifosfonatos, ya sea oral o intravenosa, y también el tiempo al que el paciente ha estado sometido al tratamiento, siendo los tres años un periodo clave a considerar.
Vía intravenosa
Los pacientes tratados mediante esta vía suelen ser aquellos con problemas oncológicos tales como hipercalcemias malignas, metástasis óseas y en casos de tumores de mama, pulmón o próstata. Como mencionamos anteriormente, estos más que curar, ayudan al mejoramiento de la calidad de vida de quien padece estas afecciones, ya que reduce la incidencia del dolor.
En Estos casos, la fijación y el efecto de los bifosfonatos son más pronunciados que vía oral, con lo cual se ha establecido por consenso entre varios autores que este tipo de pacientes no catalogan como candidatos a recibir implantes dentales, ya que el riesgo de osteonecrosis es muy alto.
Vía oral
En este caso, dado que su índice de absorción es sumamente menor que vía intravenosa, es ampliamente utilizado en el tratamiento de la osteoporosis con excelentes resultados para quienes padecen esta enfermedad. La cuestión con los bifosfonatos es que su presencia en el torrente sanguíneo es mínima de 30 min a una hora, pero una vez fijados en la matriz ósea, pueden durar años.
Precisamente aquí es donde interviene el factor tiempo, y es que mientras el paciente esté en tratamiento, deja de ser candidato a implantes dentales, pero si ha pasado menos de tres años bajo el tratamiento, podrá suspenderlo tres meses antes y tres meses después de la intervención quirúrgica con bajo índice de riesgo.
El verdadero problema reside cuando el paciente ha pasado más de tres años sometido al tratamiento de bifosfonatos, ya que la fijación a la matriz es mucho mayor, y por ende, el nivel de riesgo también aumenta. En estos casos, el dentista tendrá que evaluar más a fondo al paciente en conjunto con el traumatólogo, endocrino, o el especialista, para determinar si es posible la colocación de implantes o no.
¿Los bifosfonatos sólo representan un riesgo para la colocación de implantes?
La respuesta es no, lamentablemente los bifosfonatos pueden afectar de manera negativa la evolución del paciente despues de extracciones, cirugías periodontales con lesiones óseas, cirugías endodóncicas y cirugías dentoalveolares. Lo ideal es evitar en la medida de lo posible las extracciones por caries o problemas periodontales, haciendo lo posible por dar solución al problema mediante fluoraciones y enjuagues con antimicrobianos orales, tratamientos periodontales restauradores y conservadores, y en última instancia, dependiendo de la gravedad, un tratamiento endodóntico apropiado.
Pacientes a los que en situaciones normales se les realizaría una extracción con su posterior reemplazo por implante y corona, deben ser tratados mediante un procedimiento endodóntico lo más atraumático posible, evitando la sobreinstrumentación y sobreobturación. En casos de caries muy diseminadas en el diente, deben ser tratadas mediante endodoncia, restaurando el diente en cuestión de manera similar a la preparación de una sobredentadura.
La prevención como clave para evitar la osteonecrosis
Siempre que se lleve a cabo una intervención con colocación de implantes, el paciente debe tener en cuenta que una higiene correcta y visitas regulares al dentista, resultan básicas para que todo salga a pedir de boca. Ahora bien, si le añadimos el hecho de que el paciente estuvo en un tratamiento de bifosfonatos, los controles han de ser aún más exhaustivos y los cuidados mayores para evitar la osteonecrosis o cualquier tipo de complicación.
Que el paciente esté ampliamente informado y asuma la responsabilidad que implica la colocación de implantes bajo estas condiciones especiales, será clave para el éxito de la intervención.